martes, 7 de septiembre de 2010

'R: confusión y remordimiento...'

¡Qué confusión! La tentación se apodera de mí, y me come en mis adentros; crecen la desolación, la duda y el idilio... Mírame a los ojos, y dime ¿qué sientes? ¿qué encuentras en mi mirada? ¿qué escuchas en mi nombre? ¿me ves en tus sueños? O al menos, ¿piensas en mí? Dime, por favor, necesito que lo digas, o moriré para siempre. Tu precencia altera mis sentidos, no tengo frío, no tengo calor; de repente te vuelves el centro del universo, y yo, un satélite, que viaja a tu alrededor, en una órbita invisible. Decido no pensarte, no buscarte, no nombrarte, pero, ¡es inevitable!, soy presa de la tentación... Lo lamento R., lamento ser tan débil, lamento mirarte a los ojos y temblar, lamento querer morir al oír tu nombre, lamento ser masoquista y quererte con locura... Y me arrepiento de haberme cruzado en tu camino, y que así, tan repentinamente, te vuelvas parte imborrable de mi alma...
                                                                                                                       Marie C.

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